¿Qué te motivó a dedicarte a la ciencia forestal y cómo crees que tu trabajo contribuye a la lucha contra el cambio climático? Desde niña he tenido una relación directa con la naturaleza, las montañas, el pueblo, los bosques, deporte outdoor… y me ha gustado tanto que sentí querer aprender más de ello y vincularme profesionalmente al monte. Mi trabajo contribuye a luchar contra el cambio climático porque ejecutamos contratos de cálculo, reducción y compensación de huella de carbono pero además llevamos a cabo una labor investigadora y de transferencia de conocimiento muy importante sobre cómo la restauración forestal, el pastoreo en extensivo y la educación ambiental son aliados frente al cambio climático. En SOSTEFOR hay dos pilares importantes que son la sostenibilidad y la educación forestal, siendo importantísimo para nosotros la divulgación ambiental pues consideramos que solo se protege lo que se ama y solo se ama lo que se conoce; por ello abogamos por una pedagogía verde de calidad.
Si pudieras dar un consejo a las futuras generaciones de científicas ambientales, ¿cuál sería? Mi felicitación en primer lugar por contribuir al cuidado del planeta que es la casa de todos porque cada uno de nosotros somos naturaleza y que pongan pasión en lo que hacen siendo siempre coherentes con su vida. A mi me apasiona investigar y transmitir, por ejemplo, los servicios ecosistémicos de un bosque porque amo los árboles y para mí son importantes.
¿Cuál es el mayor reto y la mayor satisfacción de trabajar en ciencia? Para mí el mayor reto son los tiempos que se manejan a veces. Los resultados no son inmediatos sobre todo cuando se trata de investigación y hay mucha tarea detrás en ocasiones poco visible. La mayor satisfacción es poder estar en contacto directo con la naturaleza y transferir a la sociedad su importancia, el concepto de biofilia pero no como algo teórico sino pudiéndolo experimentar y demostrar.